QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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REAL ACADEMIA

Voy a hablar de ella y la abreviaré como RA a sabiendas de que ella misma se tiene por un emparedado de nombre entre dos rebanadas adjetivas: real y española.


No sabemos si el adjetivo española se refiere a que la Academia es española o a que lo que es española es la lengua (ésta, en elipsis). Con tanto feminismo termina uno haciéndose un lío últimamente. Tal vez Unidas Podemos y, en todo caso, doña Carmen, podrán sacarnos del atasco.


En el Preámbulo de mi https://caprichos-ingenieros.com/terminos1.html ya doy pistas sobre que mi relación con la RA fue más bien floja, aunque siempre en el seno del IIE en cuyo Comité de Terminología participé con mucho gusto. Puedo decir que mi única relación extra académica que tuve con un académico de la RA fue, fluida y de carácter amistoso; su nombre, Antonio Mingote.


El Comité tenía fama, dentro del Instituto de la Ingeniería de España, de estar bien avenido con la RA. Cuando me incorporé a él como vocal su Presidente era Juan José Alzugaray que antes había sido Presidente del IIE. JJA había sucedido en el puesto a otro ingeniero, Antonio Colino López que a su vez era académico de la RA de Ciencias y que cesó como presidente del Comité de Terminología al ingresar como académico en la RA.


Como se ve, entre académicos anda el juego, así que en un momento dado, Colino hijo, que a la sazón era Vicepresidente del Comité, dejó de serlo al incorporarse como académico a la RA de Ingeniería. Muy amablemente se brindó a prestarme su ayuda en lo que hiciera falta cuando le sucedí como vicepresidente.


Yo, a mi vez, persuadí al Comité de que lo justo y deseable era que nuestro colega José María Pliego, eminente Ingeniero de Caminos y excelente lingüista fuera propuesto desde el IIE para académico de la RA. La propuesta fue aceptada no sólo con gusto, sino con entusiasmo. Se cursó debidamente, pero no hubo respuesta.


JMP, aparte de haber realizado el Anteproyecto General del Acueducto Tajo-Segura publicado en 1968 y ejecutado, finalmente, el 15-3-1978; ver

https://caprichos-ingenieros.com/guerra3.html ,

puso de moda en el Comité que habíamos de llamarnos en acrónimo en nuestro trato documental. Yo, por ejemplo sería JPH, y estaba también Paz. Ésta era hija de JJA y profesora en una Universidad privada de Madrid. Pero no era la  Ἐιρήνη que trae la paz. Era realmente PAZ: Pilar Alzugaray Zaragüeta.


Debo anotar otra relación, en este caso fructífera, con la RA. JJA me empujó a colaborar con la RA de Ingeniería para ejecutar el Diccionario Español de la Ingeniería que había decidido acometer. Se me asignó la especialidad de Electricidad y Electromagnetismo dentro del campo de las Telecomunicaciones y en ella tuve ocasión de introducir 2000 entradas con sus definiciones y traducción al inglés. Recuerdo mi buena sintonía con las lexicógrafas que la RA había prestado a la de la Ingeniería para ayudar a su empeño. Ver

http://diccionario.raing.es/es/telecomunicaciones


Por otra parte, yo iba regularmente al Club Canoe para nadar. Hechos mis 150 metros diarios me paseaba alrededor de la piscina grande para secarme y cumplir con la prescripción facultativa de andar. Solía coincidir con un veterano del Club que estaba encargado del equipo de triatlón. Como se sabe, este deporte olímpico consiste en superar una prueba triple y continuada de estas tres especialidades: natación, carrera y ciclismo. Mi amigo tenía a su cargo la prueba de natación y para  ello seguía con atención las evoluciones de sus nadadores anotando en un cuaderno todo lo que le parecía de interés.


Un día me dice: ¿Ves esa chica que está nadando ahí? (Yo la había visto antes de meter en su calle un tipazo fenomenal). Pues está forrada; vive como Dios porque tiene más de 50. 000 seguidores. Y yo, paleto de mí, le replico: pero ¿dónde están esos, si no hay nadie tras ella en su calle?


No, hombre, me interrumpió comprensivo: Los seguidores los tiene en las redes sociales. Me quedé pasmado y pensativo y al rato reaccioné. Ya está, pensé: La RA se ha involucrado a tope en las redes sociales para conseguir que Cervantes, con su Quijote, tenga también muchos seguidores.


En la Red yo era habitual del DRAE antes y del DLE ahora y he notado que había en su presentación un punto de inflexión que me parecía preocupante. Llegué, incluso, a no poder entrar en el diccionario. Efectivamente, algo serio ha ocurrido porque lo que ahora se ve en la RA es tan fugaz y tan imaginero como en cualquier otro negocio. Hasta el extremo de que hay que buscar con mucha atención el oculto y borroso lugar donde se ha de pinchar para dar con el DLE.


Lo que importa es el cuento, la imagen rápida que no te da tiempo a leer el pie (si quieres enterarte tendrás que ver muchas veces la imagen que es lo que interesa ahora), el morbo, la obligación a que te somete la RA de estar cuentado en Twitter (no le basta con su propia asociación a esa red), si quieres contactar con ella.


Yo no estoy dispuesto a entrar en las deleznables redes sociales para mezclarme con las faltas de ortografía de la gente y las sandeces y excesos que expresa. Suelo tener presente lo del “dime con quien andas y te diré quien eres”. Resulta asombroso que tales redes, dominadas por una estupidez sin fronteras y, lo que es aún peor, estupideces a domicilio sean las aliadas de la RA. ¿Que se busca el seguimiento de nuestros buenos escritores? No, lo que se busca es atraer a la RA a seguidores en cantidad y no por su amor a la literatura, sino por su interés malsano.


Un ejemplo: La RA patrocina a bombo y platillo y con una atractiva imagen de dos escritores famosos por su mérito literario, sendas obras de Emilia Pardo Bazán y de Federico García Lorca, dos personas que son el alfa y la omega de personalidades bien significadas. ¿Quién hay en la RA detrás de todo esto alzando subliminalmente el estandarte de la ideología de género y de lo políticamente correcto?