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QUIEN hay detrás

QUÉ hay detrás

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A continuación (Fig. 5, seguimos en la planta 99), el electricista hace los siguientes puentes (*):

G – 1a

1b – 2a

2b – 3a

3b – 4a

4b – 5a

Lo anota en el cuaderno y desciende a la planta baja (obsérvese el orden de letras y números, y su decalage).


PLANTA BAJA

Una vez allí, desconecta los puentes manteniendo el cruzado de pares (Fig. 6).

A continuación, conecta el terminal superior del polímetro a G, y el inferior, sucesivamente, a los 10 terminales del mazo. Únicamente se detecta continuidad con uno de los 10 (el de la derecha); por lo anotado en (*) sabemos que esa continuidad se produce con 1a: con esta marca se etiqueta el cable. El otro terminal del par será, naturalmente, 1b (y así se etiqueta).


Después, y siguiendo (*), se conecta el terminal superior del polímetro a 1b (Fig. 7), y el otro, sucesivamente, a los 8 terminales. Sólo hay continuidad por el 4º de la izquierda que se etiqueta como 2a (según la anotación del cuaderno *). El otro terminal del par será 2b.

Siguiendo la misma rutina y tal como exige (*) se logra la identificación de todos los cables en la planta baja. Etiquetados y desconectado el polímetro, el electricista sube a la planta 99 simplemente para desconectar los puentes que allí había dejado (Fig. 8).

En esa misma Fig. 8 se muestran las tripas del mazo que a mí me han servido a lo largo del proceso para no perderme y para simular todos los ensayos eléctricos de continuidad.

La Fig.9 es la misma que la 7 pero a tripas vistas a fin de mostrar la continuidad de exteriores e interiores.

Ah! Lo ingenioso del caso es que el electricista sólo necesitó subir dos veces desde la planta baja hasta la 99: una, para hacer unos puentes y otra para quitarlos. Ello resulta independiente del número de plantas del edificio y de la cantidad de cables en el mazo. Pero, como tal vez se haya adivinado, había una condición tácita: el número de cables debía ser impar.

Hay que añadir que, en sentido estricto, el electricista sólo necesitó subir una vez a la última planta, porque su objetivo era simplemente etiquetar los cables. Quitar los puentes fue “una propina” imprescindible para otros cometidos ulteriores tales como conectar los cables a los terminales a que estaban destinados.


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