QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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El Reino de España y el Reino Unido de la Gran Bretaña, unidos for ever.


Pichi, la persona de las clases populares de Madrid que afecta guapeza en el traje y en el modo de conducirse, es el que enamora por puro pasatiempo o jactancia, del Portillo a la Arganzuela, …


No se le ocurra cantar ese chotis así, que es como debería cantarse, primero, porque no cabe en una baldosa, que es lo característico de un chotis pero, sobre todo, porque usted se expone a que la brigada que custodia las esencias de la moral contemporánea de lo políticamente correcto, sector feminista, le meta en la cárcel. No sé si ya está allí el Maestro Alonso que estrenó este chotis con Las Leandras en 1931.


Es el caso que el chotis, tan madrileño como aparenta ser, es un baile de origen escocés (salta al oido el parecido de chotis y scottish). Se trata de una danza propia de campesinos escoceses que pasó a Francia como exossaise, de allí a Alemania con el nombre de schottisch (o polka alemana) y, por último, a Madrid en tiempo de Isabel II (1850). La realidad es que el Pichi es el epónimo español del muy británico chotis.


Pero Pichi, ¿es sólo eso, o hay algo más? Veamos. Mi nieto Juan está terminando sus prácticas de Grado en Ingeniería de Minas para terminar su Carrera en la U. Politécnica de Madrid. Las hace en una cantera próxima a la Capital, propiedad de una Multinacional, y me comenta que dentro de unos días van a venir unos ingleses para ver cómo hacen aquí una explosión controlada. Añade que le han encomendado a él la misión de acompañamiento a los visitantes; al respecto me ha preguntado por algunos términos ingleses que deberá utilizar en sus explicaciones. Uno de ellos era la distancia a que se practican los diferentes agujeros que han de alojar el explosivo en una configuración alineada.


He aquí mi respuesta. La palabra adecuada es PITCH que tiene en inglés dos acepciones completamente distintas. La primera de ellas, la que se debe usar en este caso, es pitch = paso: los agujeros que contienen el explosivo se sitúan alineados y a distancias iguales.


Es corriente el empleo de la palabra paso (pronunciada pich en inglés; obsérvese el parecido con pichi), en mecánica: el paso de una rosca o de una hélice, el paso sobre la circunferencia primitiva de un engranaje, etc.


La segunda acepción de pitch (igualmente pronunciada pich) es bien curiosa. Significa alquitrán, brea, chapapote o alguna otra sustancia bituminosa de las que se empleaban para calafatear los cascos de madera de los barcos.


Definition of pitch (Webster) 1:  a black or dark viscous substance obtained as a residue in the distillation of organic materials and especially tars  (alquitrán).


Cuando yo era niño en san Vicente de la Barquera y se subía algún barco a la grada de “La cabaña” (así se llamaba la zona del puerto donde se ejecutaban aquellas operaciones) para pintar su casco o calafatearlo, toda la vecindad olía a brea y las cosas del lugar se manchaban de ella. Las cosas, y yo también, de manera que la bronca de mi madre no se hacía esperar. Nuestra ropa se manchaba de “pichi”, que así se llamaba entonces allí aquella cosa negra tan difícil de limpiar.


Obsérvese la semejanza fonética de “pichi” y “pich”. Y adviértase cómo el mar une dos puertos, uno cualquiera inglés y otro santanderino. Pues bien, el Diccionario de la RAE no registra pichi, pero sí Wikipedia donde se puede leer: Pichi.- Nombre con el que se conoce en Cantabria (España) al chapapote.


Cuando yo era niño no se conocía el chapapote porque en la península no había ninguna refinería de petróleo y por consiguiente sólo se recibían productos refinados; el crudo únicamente llegaba a la refinería de Tenerife: yo nunca me manché de brea al bañarme en la playa de Merón. Tampoco existía Cantabria (aquella tierra era La Montaña), ni Wikipedia, pero todo eso a mi madre le daba igual: la bronca estaba garantizada.


Como se ve, tres connotaciones anglo-españolas del PICHI: El chulo del chotis, la brea y el paso de hélice.

PICHI     

Pichi, es el chulo que castiga

del Portillo a la Arganzuela,

y es que no hay una chicuela

que no quiera ser amiga

de un seguro servidor.

¡Pichi!