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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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De pronto, una bandada de palomas levantó el vuelo casi sin saberlo.

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En cambio, quienes tienen sus ojos mirando a otro sitio, piensan que son gaviotas.


Simplemente porque parecen surgidas de entre las olas del mar, salpicadas de espuma y alegres.


Pero no, yo sé que son palomas porque me lo ha dicho el aire que las roza: tan terso, tan ligero ...


A otros parecen gotas de agua iluminadas que se nos caen del cielo como pedazos de luz encrespada.


Y yo añadiría, Puro, que esas palomas van a disputar de belleza: el premio de la hermosura es su contemplación.


Porque vamos a ver si tu me ayudas a clarificar una cuestión importante que me anda rondando, señaló don Geometríades.

Quisiera saber si es más bello lo que se construye con planos y rectas o lo que expresan las líneas y superficies curvas.


Yo, don Geometríades, lo que diría mi abuela: por los gustos se venden los colores.

A fe mía que tu abuela era muy lista, Puro, y me parece que tú has salido a ella.

Hablando de belleza, prosiguió don Geometríades, has de saber que la belleza de la geometría es su luz.


Pues a mí esto me recuerda un balón desinflado: uno de esos de la liga de champiñones o como se diga.

No, Puro, fíjate cómo sale la luz de esa estrella hecha de la curiosa amistad entre pentágonos estrellados y eneágonos convexos. Que como ves, está toda ella cohesionada por hermosos pentágonos regulares convexos.


Lo de esa amistad, poca cosa es al lado de dos primos hermanos que yo conozco, uno rojo y otro amarillo.

Mira, Puro, esos no son primos ni nada parecido: son las caras de dos pentagonododecaedros siameses que forman la macla de la famosa cruz de hierro, un bello piritoedro.

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